Resulta que la semana pasada una
profesora ató y amordazó a su pequeño de sólo tres años de edad en el Instituto
Benavente de Cancún y el colegio fue denunciado sólo por daño moral y privación
de la libertad.
¿Qué se debe hacer en estos casos? Yo me
pronunciaría porque la maestra vaya a la cárcel sin tocar baranda y sin derecho
a caución, cerrar la escuela por siempre y sancionar penalmente a todos
aquellos que hayan servido de cómplices o que hayan negado información. Y creo
que me quedaría corta.
El hecho es que un infante de sólo tres
años de edad fue atado y amordazado frente a sus compañeros por su profesora de
kínder en el colegio privado “Benavente” de esta ciudad, lo que derivó en que
la maestra fuera dada de baja, ya que a raíz de esto surgieron otros casos
similares registrados en el mismo plantel ubicado en céntrica zona de Cancún.
Los padres del menor, Mario Vega y
Gabriela González, hicieron la denuncia pública del caso cuando acudieron a las
instalaciones del Palacio Municipal para buscar el apoyo de las autoridades y
exigir que se investigue y se verifiquen los protocolos de operación, así como
los permisos que tienen la escuela, además del perfil de los docentes que han
sido contratados, ya que existen otras quejas similares sobre maltrato a los
estudiantes. Los padres del infante señalaron que a raíz de que en diversas
redes sociales trascendió lo que la maestra a quien sólo conocen como Miss Lila
le hizo al menor, por la misma vía salieron otros casos parecidos.
Según los denunciantes, en las redes
salieron comentarios en el sentido de que a los estudiantes los amenazan para
que se sienten o se porten bien, o los amarran y los cuelgan de un árbol,
aunque los niños no saben si esto es broma o no, aunque lo grave del asunto es
que el daño psicológico es muy grave.
Una prueba de las consecuencias que esto
ha traído, señaló la pareja, es que el niño, que apenas cursa el primer año,
comenzó a orinarse en la cama lo que les parece muy extraño, pues el menor ya
había dejado esa etapa atrás.
Un testigo clave de los hechos ha sido
el propio hermano del infante maltratado, un niño de cuatro años, quien contó a
su mamá como la profesora delante de todos los alumnos sentó a su hermano sobre
una silla, le ató las manos y los pies con cinta adhesiva y le tapó la boca.
De acuerdo a lo que otros menores contaron en sus casas, el
infante castigado estuvo atado mucho tiempo, hasta que fue liberado por la
persona que se encarga del aseo en la escuela.
Según la madre del menor, ésta se
entrevistó con la directora del plantel, Gloria Murillo, quien justificó el
proceder de la maestra agresiva ya que, dijo, en esos momentos la mentora
atravesaba por problemas familiares muy fuertes “y seguramente estaba en sus
cinco minutos de histeria”.
Luego se afirmó que el esposo de esta
pinche vieja la había abandonado ya que se resistía a darle una pensión a sus
hijos, por lo que se encontraba muy estresada y además, la habían sacado de la
casa que rentaba.
Por último hay quienes afirman que la
escuela está tratando de descalificar las denuncias, difundiendo a través de
las redes sociales que adeudan seis meses de colegiaturas, sin embargo,
mostraron los recibos de pago de sus dos hijos y denunciaron que el hijo de la
directora de nombre Edgar Izquierdo les ofreció becarlos y entregarles 100 mil
pesos a cambio de que guardaran silencio.
A nadie le interesa si los padres del
niño debían la colegiatura de los tres años anteriores ni de los próximos 14.
Es hora de dar un escarmiento con todo el rigor de la ley, que la Secretaría de
Educación ordene el cierre definitivo del plantel, la PGJE proceda penalmente
contra la maestra y directivos y que de esta manera se siente un muy fuerte
precedente. Dejarlo pasar sería un gravísimo error.
Se los dejamos de tarea a las
autoridades, y la deben hacer a la voz de ya!!!