Por: Mariana Gallardo
Haya sido un evento espontáneo o bien uno preparado, el video del re encuentro de Marina Abramovic con su ex novio Ulay tuvo impacto mundial. Probablemente el éxito de su viralización resida en que ha conmovido a millones. Incluso, aún cuando no sea una reacción favorable, es notorio que este video provoca algo.
¿Cómo puede ser que dos personas que no conocemos y que no dicen una sola palabra puedan transmitir emociones a tantas y tan diversas personas? Los humanos tenemos la capacidad de conectarnos con otros y compartir emociones y sentimientos. Es la realidad de una persona afectando emocionalmente a otra o Empatía. Un sentimiento que a pesar de su explicación biológica y evolutista sigue siendo magnífico. A la empatía le debemos mucho;la actitud prosocial o de ayuda se encuentra detrás de esta capacidad de vínculo y muchos dicen que fue esta habilidad la que ayudó al hombre en su socialización y evolución pues nos llevó a cooperar unos con otros, a cuidar al grupo.
Esta característica nos lleva a sacrificarnos por el grupo, o en algunos casos a dar la propia vida para salvar a otro ser. La empatía es una capacidad cognitiva y una forma de comunicación que nos permite incluso conectar con otras especies, entender sus necesidades e interactuar con ellas. Sin embargo, no es una cualidad inherente. Hay quien es incapaz de resentirla como sociópatas o autistas. Otros trastornos la desregulan, como la depresión que puede ponerte súper sensible hasta con un comercial de tv. Pero como es un proceso racional, podemos llegar a sentir más empatía por las personas que nos son más similares, así la raza, la edad del otro o la similitud de su historia o problemas con los propios pueden hacer que nos sintamos más o menos vinculados con sus dificultades o necesidades. Bajo esta perspectiva, la empatía es totalmente identificable en este video. Lo que muestra es a dos seres frágiles, agraciados y torpes a la vez. Parecen fascinados ellos mismos por lo que sucede… ¿Pero qué es en realidad lo que sucede?
Lo que muestra ese video, sea una representación o no, es un imaginario colectivo o cultural respecto al amor o el desamor; el encuentro o el reencuentro. Incluso si fue una intervención artística, persigue un propósito: generar impacto en la audiencia. La artista recurre a un acto tan hermoso e impactante como mirar a los ojos de otro ser humano, reconocerlo y reconocerse en él. Es obvia la perturbación que resiente cuando llega esa persona que es tan significativa para ella, los ojos demuestran todo. El suspiro, la inhalación, la mirada vidriosa, una lágrima a punto de salir. La sonrisa que nos habla de mil maneras, y apela a nuestra propia experiencia en distintos campos. Gracias a la empatía, quienes los observamos podemos colocarnos en aquel sentimiento, aún cuando no hayamos caminado la Muralla China para despedir un gran amor, nos representa sentimientos que tocan fibras sensibles. Apela a las memorias, a las propias despedidas, a los propios deseos, a los propios desencuentros, reales o de fantasía.
Esos dos rostros nos cuentan de ternura, de recuerdos, de tristeza y calma. En esas miradas magnéticas podemos ver también seguridad –a veces él-, duda –a veces ella, y melancolía en ambos. Cuando sus manos se tocan parecen darse ánimos mutuamente. Uno lavando la pena del otro. Porque a veces, solo alguien más puede librarnos de la visión de las tinieblas, eso es consolarnos. La conexión con otros es sanadora. Cuando la vivimos, buscamos prolongar el momento para siempre; y cuando la perdemos ansiamos recuperarla.
En este caso además es poética. ¿Cómo no vamos a sentir alguna emoción de ser testigos de un lazo invisible que une a dos seres? Este vínculo es tan fuerte que les permite compartir las mismas ideas y sentimientos sin palabras que puedan ser insuficientes, sin tinta que pueda ser malinterpretada. ¿Qué tan diferente es esta improvisación a los momentos más apasionados de las grandes novelas románticas de este siglo? ¿Qué tan diferente es al amor trágico, amor romántico, amor maduro de las artes, representaciones al final de cuentas, todas ellas de un artista que interpreta y de quien concibe la obra.
El humano es capaz de proezas para compartir lo que lleva dentro; ideas hechas ciencia, amor hecho música, dolor hecho danza, sueños hechos dibujo. Comunicación en total y completo silencio. El imaginario colectivo de la palabra “AMOR” o “PAREJA”, es detonado en cada uno por esa lectura empática de lo que resienten los sujetos del video y nos llevan a sentimientos de alegría, nostalgia, tristeza, emoción, felicidad… Y son esos sentimientos los que nos hacen suspirar, los que nos chocan o los que nos checan, pero que al final, a cada uno le hablan de su propia experiencia, y eso es lo que la artista logra con supremacía.